miércoles, 30 de abril de 2008

La ciudad sin perjuicios


Si hay una ciudad tolerante, una urbe sin prejuicios, un lugar donde la libertad parece llegar a su máxima expresión, ese sitio es
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El Barrio Rojo, los coffeshops, los zuecos, los molinos, los tulipanes, las bicicletas recorriendo silenciosamente la ciudad, los tranvías o los museos con temas de lo más variopinto son algunas de las cosas por las que la llamada Venecia del norte merece ser visitada. Sólo hay un límite en la ciudad: no perjudicar a los demás.
En 1275 apareció por primera vez el nombre de Amstellodamme, denominación que responde al dique (dam) sobre el río Amstel, el cual habían construido los pescadores para proteger al pueblo de las mareas y las inundaciones.Amsterdam está situada en la desembocadura y en la orilla sur del río IJ, un afluente de lo que fue el Zuiderzee. El río Amstel la divide en dos y crea una curiosa estructura de canales, en los cuales están ubicadas las llamada "casas flotantes". Aunque Rotterdam sea el principal puerto de Holanda, toda la economía y la cultura se desarrollan en torno a Amsterdam.Paseando por sus calles encuentras gente de todo tipo, pero tranquilo, jamás te dirán nada. Esa es la grandeza de la ciudad: su tolerancia. Sus habitantes utilizan poco el coche, se desplazan en bicicleta o tranvía. Situándonos en el Dam, lugar que supone el centro histórico de la ciudad, se puede ver el Monumento Nacional de la Liberación,obra que homenajea a los neerlandeses caídos en la Segunda Guerra Mundial. Además, en la plaza se sitúan también el Palacio Real y la Nueva Iglesia. La calle que sale de allí es una calle peatonal (como casi todo el centro) en la que abundan las gentes buscando articulos de lo más diversos por todas las curiosas tiendas y sex shops que hay. Cerca de allí se encuentra la famosa Fábrica de diamantes. La industria del diamante nació en 1579 y hoy es uno de los lugares turísticos obligados.Uno de los aspectos más característicos y conocidos fuera de la ciudad son los coffe shops y las tiendas de drogas naturales, en donde se venden diversas hierbas en teoría psicotrópicas o setas alucinógenas (magic mushrooms), además de muy variados artículos relacionados con el mundo de las drogas. En los coffe shops puedes encontar todo tipo de gente, desde una pareja con su hijo aún en su silla hasta un grupo de bohemios discutiendo sobre sus más profundos ideales. Y todo en un ambiente distendido y tolerante.En Amsterdam, la cerveza constituye una cultura, al igual que la ginebra, inventada allí. La fábrica de cerveza de Heineken permite a sus visitantes observar su elaboración y conocer la historia de esta bebida. Otro aspecto característico de la urbe son los zuecos. Y una vez más, en una factoría a las afueras de la ciudad (pasado el moderno estadio de fútbol del Ajax, el principal equipo de la ciudad) te explican in situ el proceso que se lleva a cabo para elaborar un zueco, además de poder comprar artículos típicos de Holanda en una tienda anexa (el dueño de la fábrica representa a la perfección el espíritu de los amsterdameses, jovial y bromista).Entre los personajes históricos que nacieron o vivieron en Amsterdam destacan Van Gogh (es recomendable visitar el Museo Nacional Van Gogh), Rembrandt, Spinoza, Descartes o Ana Frank, la niña judía perseguida por los nazís y en cuya casa hay en la actualidad una museo que merece la pena reseñar.Por último, está el Barrio Rojo, un mítico lugar en donde las prostitutas exhiben sus encantos detrás de escaparates, donde los bares no paran de servir cerveza roja y donde los callejones estrechos son una de sus principales características.En cuanto al clima, la mejor época del año para visitar Amsterdam es primavera y verano, ya que los inviernos suelen ser duros. La comida más destacada, al no ser su cocina de las más reconocidas en el mundo, es la que se ofrece en los más de 700 restaurantes de todas las nacionalidades que se hallan en la ciudad.En resúmen, Amsterdam es la ciudad sin prejuicios, del diamante, de las bicicletas... la capital mundial de la tolerancia.

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